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GUERRAS, CONSTRUIDAS SOBRE CIMIENTOS RACIONALES
El primitivo estilo de vida de tribus, como los Maring de Nueva Guinea, es analizado por el autor. Estas tribus violentas emprenden guerras porque se convierten en el único método de control demográfico, ya que el exceso de población masculina útil para la guerra es primordial para la supervivencia de la tribu, pero la situación demográfica se vuelve insostenible y se tiene que recurrir al infanticidio de niñas..
La supremacía del varón en algunas comunidades culturales debe atribuirse a teorías que hacen hincapié en instintos inalterables y teorías que ponen de manifiesto la adaptatividad de los estilos de vida ante condiciones prácticas y mundanas modificables. El movimiento de liberación de la mujer sostiene que la anatomía no es el destino, puesto que la asignación de roles sociales en base al sexo no se deriva automáticamente de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Nuestra forma principal de adaptación biológica no es la anatomía, es la cultura.
La supremacía del varón en algunas comunidades culturales debe atribuirse a teorías que hacen hincapié en instintos inalterables y teorías que ponen de manifiesto la adaptatividad de los estilos de vida ante condiciones prácticas y mundanas modificables. El movimiento de liberación de la mujer sostiene que la anatomía no es el destino, puesto que la asignación de roles sociales en base al sexo no se deriva automáticamente de las diferencias biológicas entre hombres y mujeres. Nuestra forma principal de adaptación biológica no es la anatomía, es la cultura.
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Para comprender la relación entre machismo y guerra el autor analiza el estilo de vida de un grupo específico de sexistas militares primitivos; los yanomamo, un grupo trivial que habita en la frontera entre Brasil y Venezuela. El mal trato a la mujer, ha sido explicado por algunos autores como la necesidad del hombre yanomamo de demostrar a otros hombres que es capaz de matar. Según Marvin Harris, la supremacía del varón en esta cultura es un caso de “realimentación positiva”. Cuanto más feroces son los varones, mayor es el número conflictos bélicos emprendidos y mayor la necesidad de los mismos. Asimismo cuanto más fieros son los hombres, mayor es su agresividad sexual, mayor la explotación de las hembras y mayor el hecho de la poliginia. A su vez ésta agrava el déficit de mujeres, aumenta el nivel de frustración entre los varones jóvenes e incrementa la motivación para ir a la guerra.
.Las perspectivas últimas de igualdad sexual dependen de la eliminación definitiva de las fuerzas policiales y militares convencionales, que deberá ser consecuencia de la no necesidad de éstas en la sociedad.
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Desde tiempos remotos ciertos pueblos han estado tan hambrientos de aprobación social como otros de carne. Este anhelo de aprobación social se ha convertido en una lucha, cuyo fin es el prestigio y el medio para llegar a él, es la competitividad. A principios del siglo actual los antropólogos encontraron tribus en las que la sed de prestigio les llevaba a cometer notables despilfarros y prácticas de consumo descontroladas.
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El potlatch es una práctica de consumo y despilfarro conspicuo, cuyo objetivo es donar o destruir más riqueza que el rival, por lo tanto este ritual es el resultado del anhelo obsesivo de estatus por los jefes de las tribus. Todo jefe se ve obligado a justificar y validar sus pretensiones a la jefatura. Sin embargo, en la región de Melanesia y Nueva Guinea, podemos encontrar los grandes hombres, que deben su estatus superior al gran número de festines que cada uno ha patrocinado durante su vida. Este prestigio se construye con trabajo y esfuerzo, escalando los distintos peldaños de la jerarquía social. Los grandes hombres trabajan y se preocupan más, pero consumen menos que cualquier hombre, por lo que su única recompensa es el prestigio. Los grandes hombres llevan a cabo una forma de intercambio económico conocida como redistribución, consistente en reunir los resultados del esfuerzo productivo y redistribuir la riqueza acumulada entre un grupo de personas.
.El estilo de vida igualitario se basa en la técnica de la reciprocidad, intercambio económico que tiene lugar entre dos individuos en el que ninguno especifica con precisión que es lo que espera como recompensa, para ello hay que vivir en una sociedad que carezca de dinero y en la que nada se puede comprar o vender. En la perspectiva evolutiva esto se traduce como una jerarquización económica e imposición de una nueva pirámide social..
La sustitución de la reciprocidad por la búsqueda de estatus hizo posible que poblaciones humanas sobrevivieran y prosperaran en una región determinada. Esta sustitución se trataba de trabajar más o de fenecer.